En esta esperada y nueva entrega semanal de Palabras al oído, nuestro entrañable amigo, el Padre Don José Miguel Núñez Moreno, SDB, tras una apretada agenda muy habitual en él, es incansable, donde ha tenido que presidir diferentes Eucaristías Solemnes de Acción de Gracias y bendiciones de capillas y monumentos nuevos que, con motivo de la Beatificación de los Mártires Salesianos del S. XX en España, está realizando estas semanas. En el santuario de María Auxiliadora de Salesianos de la Stma. Trinidad, en Sevilla, como ya hemos informado ampliamente, tuvo lugar el pasado viernes 9 de noviembre, tras la Solemne Misa concelebrada, la Bendición de una bonita Capilla Dedicada a los 21 Beatos Mártires de la antigua Inspectoría Bética, obra realizada en mármol y bronce, por el artísta y A.A.S. Martín Lagares y se descubrió también un azulejo, dedicado al Beato Padre Antonio Fernández Chacón, en el Patio Domingo Savio de esta casa, donde él perteneció. El sábado 10, a las 12:00 h. estuvo en Morón de la Frontera, tras la Misa Solemne, quedó bendecido un monumento en el que han quedado depositados los restos de los Beatos José Limón Limón y José Blanco Salgado, ambos salesianos fueron martirizados en Morón de la Frontera (Sevilla). El mismo día pero a las 20:00 h., tuvo lugar la celebración en Pozoblanco (Córdoba), presidida por el Sr. Obispo de Córdoba y quedaron depositados bajo el altar de la Capilla del Sagrario, los restos de los Beatos Teresa Cejudo Redondo (madre de familia) y Bartolomé Blanco Márquez (joven antiguo alumno salesianos, cooperador salesiano y propagandista católico). Y para estas semanas están previstas en Málaga, el sábado 17 por la tarde y en Ronda, domingo 25, a las 11:30 de la mañana. Y para esta semana nos habla del amplio sentido misionero de esta gran familia salesiana, que, continúa desde hace ya 132 años, los primeros pasos impulsados por Don Bosco, allá por el año 1875, saliendo para la Patagonia, los 10 primeros salesianos que, de una forma elogiable, comenzaron a sembrar la semilla evangélica y extender así, la Palabra de Dios. Después han continuado nuevas y grandes expediciones de misioneros salesianos hasta extenderse por los cinco continentes, esta gran obra misionera, con: el carisma, el amor, la gran ilusión heredadas de Don Bosco. Precisamente, cuando estaba escribiendo estas palabras que podrían servir de prologo, me llegan noticias inesperadas esta tarde ha partido hacia el encuentro del Padre Dios, a causa de un infarto múltiple, el Padre Salesianos Don Juan Bosco Ramos Cervera quien tenía que facilitarme precisamente esta misma tarde, algunas fotos para estas informaciones que, estamos realizando, a quien dedicamos de forma espontánea, sencilla y sincera esta entrega nueva de Palabras al oído, a este salesiano de pro, que ha partido, después de cumplir importantes misiones, hacia la Casa del Padre, meta de todas las personas de buena voluntad. ¡Oh Señor! dale el descanso eterno y que, brille para él la luz perpetua. Descanse en paz. Amén.
(En la foto un momento de la Beatificación de Ceferino Namuncurá, asistieron más de 100.000 personas el pasado domingo).
Y como la vida sigue para nosotros, prestemos mucha atención a estas
PALABRAS AL OÍDO- Año II Número 26 Semana 46/2007
Mis queridos amigos:
La preocupación por las misiones en países aún por evangelizar fue siempre una constante en la mente y en el corazón de Don Bosco.
Desde muy joven, siendo seminarista, manifestó una especial inquietud por llevar el Evangelio a los pueblos donde no había llegado la luz de Jesucristo. Su biógrafo nos recuerda, en las Memorias Biográficas, que el clérigo Bosco leía con frecuencia e interés las lecturas edificantes que la Obra de la Propagación de la Fe divulgaba entre los católicos a propósito de las fatigas y trabajos de los misioneros en tierras lejanas.
Siendo ya sacerdote, sus chicos en el Oratorio le escucharon muchas veces hablar sobre las misiones. Los encandilaba con sus sueños misioneros y les hacía vibrar con horizontes de expansión de la obra de Valdocco más allá de los mares.
Una vez más, la Providencia y los sueños. Don Bosco miraba lejos. Su pasión apostólica y su celo por la salvación de las almas le hacían preguntarse cómo la obra salesiana, apenas iniciada, podría extenderse hasta los confines del mundo para llevar a los jóvenes el mensaje del amor liberador y providente de Dios.
Parecía una locura. Apenas un germen, apenas una planta recién nacida y ya pensaba Don Bosco en trasplantarla a otras tierras. No había muchos medios. No había muchos recursos. Pero del corazón del padre, guiado por el Espíritu, surge la gran empresa de las primeras misiones salesianas en la Patagonia y en la Tierra del Fuego.
En 1875, pocos años después de la fundación de la Congregación, tuvo lugar la primera expedición misionera en Argentina. No escatimó esfuerzos Don Bosco. Uno de sus mejores salesianos, uno de sus primeros muchachos, iba al frente del grupo. Juan Cagliero y un grupo de 9 salesianos entusiastas iniciaban la obra salesiana en otros países, otros continentes, otros contextos.
Y el Espíritu no dejo de soplar ni el corazón de Don Bosco de alentar nuevos compromisos. Hasta su muerte se realizaron diez expediciones más. En 1888, 150 salesianos se habían establecido en cinco naciones de América latina. Y después vinieron China y otros países de Asia; y más tarde Africa y los cinco continentes.
El 11 de noviembre conmemoramos el inicio de las misiones salesianas. Hace 132 años comenzó a hacerse realidad el sueño misionero de Don Bosco. Hoy, tanto tiempo después, la familia salesiana sigue abriendo fronteras en los últimos confines del mundo. La caridad pastoral de Don Bosco late en el corazón de tantos misioneros y misioneras que entregan su vida por amor, anunciando de forma creíble la buena noticia liberadora de Jesucristo.
Fruto de esta mística, damos gracias a Dios por la santidad de muchos de nuestros hermanos. Luis Versiglia y Calixto Caravario, primeros mártires salesianos en China cuya fiesta celebramos el día 13, son un compromiso para el impulso misionero de toda la familia salesiana.
La reciente beatificación en Argentina de Ceferino Namuncurá, indio mapuche que conoció a los primeros salesianos que llegaron a aquellas tierras, nos recuerda que la propuesta educativa salesiana es un camino de santidad juvenil al alcance de todos los que quieran, como Don Bosco nos enseña, dejarse conducir por el Espíritu.
El impulso carismático y misionero de nuestra familia es hoy un estímulo y un compromiso pastoral para todos nosotros. ¡Avivemos la llama!
Buena semana. Vuestro amigo,
José Miguel Núñez