Las hijas de la desaparecida Sandra Domecq, - Alejandra, Eugenia, Claudia y Ana- , se reunieron en Jerez de la Frontera para asistir al funeral que se celebró en memoria de su madre, al cumplirse el primer aniversario de su muerte.
Sandra Domecq falleció el 13 de julio de 2004 en la Clínica Sagrado Corazón de Sevilla, donde estuvo ingresada cerca de un mes, a causa de un cáncer contra el que luchó con gran entrereza. Descendiente de una familia de viticultores, Sandra se casó en 1977 con el cantante Bertín Osborne, cuando éste trabajaba como ejecutivo de exportación en una bodega jerezana. La separación del matrimonio se produjo en 1988, y fruto de su unión nacieron sus hijas Alejandra, Eugenia y Claudia.
Con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, sus hijas han querido recordarla con un emotivo funeral que tuvo lugar en el Monasterio de la Cartuja. La familia quería que se tratara de un acto ínitimo y, por ello, tuvo lugar a las ocho de la mañana. Así lo indicó la hija mayor de Sandra Domecq y Bertín Osborne, Alejandra, cuando llegó y mostró su enfado por la presencia de los medios de comunicación: "El funeral lo hemos hecho a las ocho de la mañana para evitaros y seguís aquí molestando, dejadnos tranquilos", dijo. Posteriormente llegaron Eugenia y Claudia, acompañadas por algunos familiares. La pequeña, Ana Cristina, de quince años llegó junto a un familiar que pidió tranquilidad para toda la familia.
Uno de los grandes ausentes en el funeral fue Bertín Osborne. A pesar de estar separados desde hace años, el popular cantante mantenía una excelente relación con la madre de sus hijas y estuvo a su lado en los últimos momentos. Sí que estuvo presente en la celebración una hermana del conocido cantante.
El empresario jerezano Fernando Portillo, segundo marido de Sandra Domecq, también acudió al funeral y estuvo acompañando a su hija Ana y al resto de la familia. Al término del funeral, las cuatro hijas de Sandra Domecq recibieron el consuelo y apoyo de sus familiares y amigos. Sin duda, las cuatro jóvenes han vivido los meses más difíciles de sus vidas en los que se han tenido que acostumbrar a vivir sin la presencia de su madre.
